Suena el teclado de Miguel. Acaba de componer una nueva melodía y está probando el resultado.
Estos días necesito cierto silencio en mi vida, pero el caso es que esto me da un respiro entre estudio y estudio.
Y es que la biblioteca nunca se me dió bien. Demasiada gente, demasiadas distracciones y ni un sólo minuto de concentración y eso que todos vamos allí a lo mismo... creo.
Dicen que estudiar en la biblioteca siempre es mejor porque no tienes una nevera a la que asaltar cuando te entra gula, pero estudiando en casa una tiene sus propios trucos.
.No levantarse de la silla hasta que no se cumple una hora prefijada.
.Entrar en internet después de haber terminado cierta parte.
.Salir a tomar algo a partir de las nueve de la noche. No antes. Ni estar hasta mucho después.
.Hacer una pequeña siesta tras el postre.
Cosillas que me motivan en cierto sentido para no amargarme estos días. Si sirven, os las presto, aunque sin fuerza de voluntad no existen milagros.
Rebeca tenía en su escritorio pequeñas galletas con trocitos de chocolate. Cada vez que se aprendía nombres raros se comía una como recompensa. Yo, por ejemplo, este método no lo puedo utilizar porque no quedarían galletas más que para una página, y mis apuntes no tienen precisamente muchos nombres raros.
¿Tenéis algún truco más para llevar mejor los estudios?
Estos días necesito cierto silencio en mi vida, pero el caso es que esto me da un respiro entre estudio y estudio.
Y es que la biblioteca nunca se me dió bien. Demasiada gente, demasiadas distracciones y ni un sólo minuto de concentración y eso que todos vamos allí a lo mismo... creo.
Dicen que estudiar en la biblioteca siempre es mejor porque no tienes una nevera a la que asaltar cuando te entra gula, pero estudiando en casa una tiene sus propios trucos.
.No levantarse de la silla hasta que no se cumple una hora prefijada.
.Entrar en internet después de haber terminado cierta parte.
.Salir a tomar algo a partir de las nueve de la noche. No antes. Ni estar hasta mucho después.
.Hacer una pequeña siesta tras el postre.
Cosillas que me motivan en cierto sentido para no amargarme estos días. Si sirven, os las presto, aunque sin fuerza de voluntad no existen milagros.
Rebeca tenía en su escritorio pequeñas galletas con trocitos de chocolate. Cada vez que se aprendía nombres raros se comía una como recompensa. Yo, por ejemplo, este método no lo puedo utilizar porque no quedarían galletas más que para una página, y mis apuntes no tienen precisamente muchos nombres raros.
¿Tenéis algún truco más para llevar mejor los estudios?
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