miércoles, 6 de abril de 2011

New York, experiencia en la capital del mundo (DÍA DOS)


Martes. Un día pijo.

En las noticias de la NBC conocimos que Obama tenía agenda diplomática en la ciudad muy al norte, en Harlem, así que descartamos poder verle. Salimos a las nueve de la mañana del hotel y entramos en el Madison Square para conseguir entradas de algún partido de baloncesto, pero no hubo suerte, los partidos de esas semanas eran tan importantes que para conseguir entradas o bien por reventa si eres muy hábil y rico o nada. Preferimos no perder el tiempo, ya veríamos otra cosa.

Cogimos el metro desde la 35 hacia el Soho (en el west side). Una vez llegamos allí, perdimos el norte literalmente, pero un paisano nos colocó en el lugar adecuado del mapa. Esa zona es otra de las que te enamoras, los edificios son más europeos, no tan altos y con las típicas escaleras de emergencia en las propias fachadas que recuerdan a la pedida de mano de Richard Gere a Julia Robers. Se nota además que es un lugar tranquilo, de residencia y sin mucho tráfico, algo que me ha hecho plantearme de este, un lugar en el que me iría a vivir sin ninguna duda. 
Llegamos al edificio de la cafetería de la serie "Friends". Un esquinazo normal y corriente que alberga debajo una cafetería denominada "El pequeño búho" y que en nada se parece a la cafetería ficticia. Eso sí, por esa misma calle (Bedford) descubrimos un lugar impresionante, la cafetería Taverna, de estilo francés y desayuno riquísimo. Allí tomamos: Un bol de polenta con almendras,  miel y canela, tostadas con pan crujiente, mermelada de fresa, mantequilla de manzana y queso para untar; y por si fuera poco, tres capuchinos. El mejor desayuno de New York con diferencia.

Dejamos atrás el Soho para adentrarnos por Greenwich, muy parecido pero algo más al norte. Allí las casas son como en las que vive Carrie Bradson en "Sex and the city" y justo en esa zona estaban grabando una especie de documental-cortometraje. Nos recomendaron que la zona al este de Greenwich no merecía la pena además de que era poco segura, así que después de pasear por sus calles, nos adentramos en la 14 de oeste a este para coger metro, mientras, nos dió tiempo a entrar a cotillear en un bar español.

Metro dirección uptown hacia la 87 en el Upper East Side. Conocimos los edificios, aquí mucho más altos, en los que tienen su portero enchaquetado y sus toldos largos en las entradas. Decidimos pasear hasta la orilla de Central Park por ese lado y a la altura del Solomon Gughenheim (no entramos) comenzamos a ver la carretera llena de policías y vallas. Era lo que pensábamos, Obama iba a pasar por allí en un par de horas con la comitiva.

No nos apetecía esperar mucho, así que fuimos dando un paseo por la orilla este de Central Park, vimos el pequeño zoo para los niños, el gran lago y el Metropolitan. En ese momento hacía un sol espléndido y decidimos parar a descansar en las escaleras del museo cual Serena y Blair (Gossip girl), pero en modo lagartos.

En ese momento llegó Obama, las vallas se llenaron de gente que saludaba y gritaba como una loca a la altura del museo. Nosotros lo vimos desde las escaleras y hay un pequeño vídeo que muestra una mano saludando a la gente. La verdad es que apenas vimos su cara, pero es una experiencia ver todo aquel despliegue para una sola persona. Si no pasaron diez coches de policía, motos y el resto de seguridad, no pasó nadie.

Bajamos el resto de Central Park al este y llegamos al Hotel Plaza. Conocimos la zona más chick de la 5th y comimos al lado de la catedral de St Patricks. El sitio se llama Prime Burguer y es otro lugar de hamburguesas totalmente americano. En una parte del restaurante las mesas son individuales que forman una U con el resto de los comensales, a los lados están las salsas de todo tipo para servirse y los camareros no pueden ser más típicos. Además, la música que sonaba tenía todos los clásicos. En la barra están los taburetes individuales y acolchados para quienes comen solos. Es extraño comer ahí, estábamos como encajonados, pero lo pasamos muy bien, no vimos la comida del hambre que teníamos.

La sobremesa fue corta porque queríamos entrar en la catedral y en la Apple Store, en frente del Hotel Plaza. Un lugar repleto de gente constantemente y los ordenadores eran de libre acceso. Pasamos allí una hora conectando con la familia y amigos. Los precios de los productos de Apple son iguales que en España, pero con el dolar, al estar devaluado, un Ipad que  aquí te cuesta 200 euros, en USA te cuesta 200 dólares (unos 140 euros).

Teníamos pensado ir a ver la puesta de sol de la ciudad desde un rascacielos y nos dirigimos al edificio Rockefeller para subir al "Top of the Rock" (unos 20 dólares). Antes de subir vimos la pista de patinaje que muestra la entrada del rascacielos y la tienda de Lego que está al lado. Una vez arriba, no hay palabras ni fotos suficientes para describir la imagen que queda en la retina.
Razones por las que decidimos subir al Rockefeller frente al Empire State: 
- Las vistas de todo Manhattan son impresionantes con el Empire State en el centro, a la Izquierda el Crysler (no se ve completo) a la derecha, Times Square, la puesta de sol y el resto de rascacielos y al sur la zona financiera. Al norte, todo Central Park.
- Si subimos al Empire State, no vemos el Empire State ni Central Park.

De camino al centro una vez que bajamos, pasamos por el teatro Radio City y entramos en la tienda de m&m´s world (los lacasitos americanos) cerca de Times Square. La tienda es una preciosidad, pero los precios desorbitados para la cantidad de cosas inútiles que venden. Nosotros compramos simplemente m&m´s y nos cobraron casi 10 dólares por algo más de 150 gramos. Desaconsejable comprar nada allí.

Nacho es el m&m "peanut butter mix", María el "brown chocolat" y yo el "electric green".

Cenamos en el McDonalds de Times Square. Recomendable ponerse en las ventanas para ver la plaza mientras se cena. El menú fue una ensalada césar. Un vendedor ambulante le ofreció a Nacho una revista para que comprase y después de negarse le rapeó al oído cosas extrañas. Fue otro de los momentos graciosos del viaje. Sin embargo, ahí no acabó la cosa, al subir a la habitación del hotel esa misma noche, le dimos con la puerta del ascensor en las narices a dos coreanos y, pensando que el ascensor subía y que habíamos logrado ir solos para no parar hasta la planta quince, la puerta se abrió de nuevo mientras presumíamos de nuestra buena suerte. Casi nos pegan.

Quiero otro martes así.


Panchinceto: lo de la isla de la Libertad era por simple problema de tiempo, a lo mejor, si hubiésemos estado más días, hubiéramos ido, pero la estatua en sí no es tan monumental como la pintan y nosotros con verla de cerca (en vez de subir en ella) nos conformamos. No he estado en Roma, pero ¡lo tengo apuntado!

2 comentarios:

  1. Pero qué envidia!!!!!!!! >_<

    De verdad, NY es uno de mis sueños!!!!! asdasdasdasdasdasdasd

    Si te pasas por Roma antes de Julio, a lo mejor hasta nos encontramos por la calle xD

    Un abrazo!

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  2. sí señora! cena en el Mc Donalds! jajajaja, ;)

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