lunes, 26 de septiembre de 2011

Estío sin hastío (II)


Un pequeño pueblecito castellano nos esperaba con litros de agua, azúcar y vino sin taninos finos. Los primeros días se pasaron volando mientras preparamos los disfraces y complementos estrella, pero antes de que llegara ya éramos conscientes de que el año que dejemos de ir, bien por nuestras nuevas vidas, bien por lo que nos depare el futuro... lo echaremos de menos.  Y mucho.
El jurado falló a nuestro favor, un hecho del que se desprende una amistad y un par de cumbias y bachatas.

Y para hacer honor a agosto nos convertimos en turistas de la fiesta rural. Villafáfila (lugar lagunero), Fariza (forasteras susceptibles de ser apaleadas), Granja (arte y selva), Puebla de Sanabria y su lago (noches frías pero siempre inolvidables y días de picnic) San Marcial (miles de peñas) y Villaralbo (ese vecino).

Uno de los acontecimientos que anuncian la despedida del verano, al menos de esa cruel denominación de "temporada alta" es la Semana Grande de Bilbao, que nos esperaba con amenaza de lluvia. Pero al pasar Pancorbo el tiempo se apiadó de nosotros y la playa de Azkorri lucía verde y azul, envidiable. Pese a que los conciertos no fueron el plato fuerte, la bebida y la comida aliñada con música de diferentes estilos llegaban a formar un rico menú, como los del puerto deportivo de Las Arenas, lugar de paso y abono diario obligado.

El final de agosto fue triste, pero así es la vida, todo pasa y todo queda... y él quedará siempre en nuestros corazones aunque sea en forma de sonrisa.

Y aunque haya tiempo para todo, llegó el momento de estudiar para una asignatura remolona. Días de recolección adecuada de apuntes y estudio intensivo que, espero, haya dado su fruto. Parece una tontería, pero cuantas más tareas ocupan tu mente, más fuerzas salen para hacer cosas, así que voy a intentar mantenerlas, tanto para lo que queda de curso como para trabajar... y estos meses pasados me han dado un chute de optimismo.

El resto de septiembre continúa nervioso con un safari taurino entre medias, Salamanca que nos quiso decir adiós vestido de casetas y pinchos, matrículas nuevas, mejora de idiomas, un tour por la vendimia como "mi primera vez" y las despedidas de algunos amigos que abren las puertas a una nueva etapa. 
Espero que todo vaya bien...


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