jueves, 25 de marzo de 2010

Julia está muerta, pero quiere bailar

Eran las dos y los ojos me llegaban al suelo. No sé si había sido un buen trabajo ni si servía siquiera, pero todo estaba acabado. Cinco horas antes preparé una ensalada de arroz y la metí en un tupper para cenarla cuando tuviesemos un momento libre. Así no perderíamos tanto tiempo (la comimos enseguida). Comenzamos a ver incluso una película que echaban en Cuatro, pero era repetida y por eso, los primeros anuncios fueron claves para ponernos manos a la obra.

Primero me tocó leer todo el texto y después me metí en el papel de Julia, una mujer muerta.
¿Sabes? es difícil hacer de muerto, sobre todo cuando no tienes una voz de la que poder tomar ejemplo. Los muertos no se ofrecen para darte muchas pistas, sólo sabes que puedes hacer bien de muerto cuando te quedas tan quieto como una estatua, pero nunca te dan siquiera las pautas de cómo hablan ellos por la radio... si sirviesen las psicofonías no me quejaría, pero podrían vocalizar alguna vez y dejar claro lo que quieren.
Julia también debió ser una mujer muy guapa porque su médico se enamoró de ella desde el momento en que la vió, incluso estaba dispuesto a vender su alma al diablo para tener una noche loca juntos.
Esa era otra dificultad, ¿qué voz tienen las chicas guapas que están muertas?

Sin embargo, a Julia le gustaba bailar. Ahí ya teníamos algo en común y además creo que era una muerta muy viva. A partir de ahí continué mi trabajo.

The white meadows


Leí varias veces ese texto para después pronunciar bien cada palabra, pero hoy ya no estaba preocupada por la locución y por eso me he puesto a pensar en Julia. Julia hablaba de la muerte y el olvido. Creo que ella tenía razón en sus palabras que comparaban ambas cosas situándolas en el mismo lugar.

Por mi parte, pienso que hay muchas personas que, por desgracia, han tenido que olvidarse de otras, por eso, ahora su corazón les sirve sólo para continuar viviendo físicamente, pero no de otra forma. Y en la vida hay tanto que queremos olvidar y no podemos que nos tiene sumergidos continuamente en una larga enfermedad. Y la enfermedad, a veces, puede resultar mucho más dura que la muerte.
Por eso, en ocasiones, el olvido es necesario, aunque muera una parte de nosotros, pero los cohetes también se deshacen de algunas de sus piezas para poder mantenerse libres en su viaje por el espacio.

La muerte y el olvido son lo mismo. Uno es la tumba del cuerpo, la otra, la tumba del corazón. Eso es todo.


Y con esa enseñanza, nos fuimos a dormir.

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5 comentarios:

  1. Me ha encantado. Sobre todo:

    "Julia hablaba de la muerte y el olvido. Creo que ella tenía razón en sus palabras que comparaban ambas cosas situándolas en el mismo lugar".

    y, sin duda:

    "La muerte y el olvido son lo mismo. Uno es la tumba del cuerpo, la otra, la tumba del corazón. Eso es todo".

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  2. julia es como lucia, pero sin la jota, si lucia fuera con jota seria LUJIA.

    no te quiero decir lo que pasaria si sustituyeramos ciErta vocal.

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  3. Siendo Lejía no pasaría nada, peor es estar muerta

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  4. Tienes razón: en la vida hay tanto que queremos olvidar... y no podemos olvidar... y eso es una manera morir, o mejor dicho, de no-vivir. Peor incluso que torturarse pensando qué pudiéramos haber hecho en aquel momento pasado...
    muak

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  5. "La muerte y el olvido son lo mismo. Uno es la tumba del cuerpo, la otra, la tumba del corazón."

    Gran frase... El olvido es la más dolorosa de las muertes, porque es la única que nos duele en vida.

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