lunes, 5 de abril de 2010

Lo que da vida a las calles


Tenía ganas de tomar el sol. Se puso sus gafas, se abrigó sólo lo suficiente para pasar fuera una tarde de primavera en una ciudad aún fría y se dirigió al centro.
Allí estaban sus padres sentados en un banco tomándose un helado mientras sonaba música de los años noventa procedente de los puestos de ferias que aún no habían quitado. Todavía funcionaba la máquina de hacer algodones de azúcar que siempre quiso tener en su casa para poder tomarlos hasta reventar. Pero esta vez decidió comprar una bolsa de gominolas con formas de fruta y gusanitos con sal.
Los domingos la gente viste con sus mejores galas, las parejas aprovechan para pasear por el parque o ir al cine y los niños marean a sus padres para poder jugar toda la tarde con sus amigos. Ella no quería volver atrás pero reconoció que sus años de infancia no habían sido malos.
Entre tantas conversaciones que se sucedían en aquella plaza pudo escuchar claramente a un grupo de personas que se acordaban de la Gran Vía de Madrid, ahora de cumpleaños.
Recordó las veces que había paseado por aquella calle, no más de una veintena, pero siempre le había gustado encontrarse a cada metro con un músico o un bohemio lleno de retratos. Desde Callao hasta plaza de España reconocía con los ojos cerrados dónde se situaba cada teatro, cada Vips o cada Starbucks. Las excursiones con sus amigos para ver los musicales o las compras desde Preciados, donde una chica regalaba flores sólo con visitar su tienda de bisutería...
Después volvió a la realidad. Miró hacia un lado, hacia el otro y se dió cuenta que, por muy bonita que se vista una calle está claro que todas pueden llegar a serlo si hay personas que se aprovechan de ellas para salir y darles vida. Y la calle más importante de Madrid puede que sea vieja en edad, pero a la vez ha logrado renovarse tanto que si ella ha sido capaz, vamos a tomar ejemplo para poder hacerlo nosotros también.


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2 comentarios:

  1. Recordó las veces que había paseado por aquella calle, no más de una veintena, pero siempre le había gustado encontrarse a cada metro con un músico o un bohemio lleno de retratos. Desde Callao hasta plaza de España reconocía con los ojos cerrados dónde se situaba cada teatro, cada Vips o cada Starbucks. Las excursiones con sus amigos para ver los musicales o las compras desde Preciados, donde una chica regalaba flores sólo con visitar su tienda de bisutería...

    plasplasplasplasplasplas :)

    Madrid asi en general me encanta, pero la gran vía me supera..podría tirarme todo el dia paseando por ella..

    Gran texto Lucía ;)
    muaaaaaaaks

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  2. La verdad es que nunca he estado en Madrid como Dios manda. Me pasé en coche, si quieres cruzar la península no te queda otra que acercarte a Madrid jajaja, pero la verdad, entré porque nos perdimos, y no volví a entrar.
    Algún día iré en condiciones.
    Un saludo!

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